The Deuce (HBO)

Temporadas: 3
Período de emisión: 2017-2019
Valoración: casi imprescindible

Quizás haya de pasar, como pasa con algunas series, algo más de tiempo, para valorar The Deuce con la perspectiva adecuada. Cuesta un poco digerir tanta información cuando una serie abarca una época tan intensa como los últimos 70 y los primeros 80 y trata temas tan delicados y, aunque la serie sea más implícita que explícita, es de una dureza que puede ser bastante alejada del mainstream
The Deuce se centra en la figura de Vincent Martino, propietario de un bar en Times Square, NY, hermano gemelo de Frankie, papeles ambos interpretados por James Franco y único aspecto que no ha acabado de cuadrarme en la serie: resulta algo forzada aunque sea en la presentación de esa dicotomía: hermano responsable vs hermano pendenciero. Creo que la carga de los dos personajes a veces desorienta al espectador. Pero es una opinión personal. Todo lo demás bordea la perfección, no solo en ambientación sino en el puro desarrollo de las tramas. The Deuce sitúa a sus personajes en la sordidez del NY de la época, penetra en el mundo de la prostitución, los inicios de la era de la industria del cine porno, con Vincent como testigo de ese trasiego de gente en su bar, intentando mantener un equilibrio entre mafiosos, macarras, policías corruptos que se presentan a recoger el sobre con puntualidad, todo ello en un entorno de sordidez no siempre agradable. Pero precisamente la lucidez de David Simon y su cuidado en que se refleje esa realidad (vestuario, ambientación musical) son el resultado de ese rigor. Las cosas seguramente eran así: jóvenes que acudían a la Gran Manzana en busca de una nueva vida, huyendo de la América profunda, y que acababan subsistiendo de la prostitución. El nauseabundo submundo de los proxenetas, las adicciones como modo de enganche, las chicas alejadas del contacto con la realidad o con la formación para que los chulos mantuvieran su modo de vida. 
Muchos personajes, un punto constante de proximidad de la tragedia, una muestra más de la sabiduría de Simon para recrear puntos oscuros del sueño americano, pero indudablemente nada más lejos de la frivolidad, el morbo y el escapismo. Con el colofón de la irrupción del SIDA en escena: algo que lo cambiaría todo, en profundidad, durante mucho tiempo. Otra maravilla del tándem HBO/David Simon.

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