The Wire (HBO)

Período de emisión: 2002-2008
Temporadas: 5
Valoración: imprescindible, fundamental

Refrescar las imágenes para evocar mis sensaciones de hace ya una década para hablar de The Wire no ha hecho más que agudizar mi absoluta urgencia por hallar un hueco en mi tiempo para volver a visionar esta maravilla. Buscar en la red imágenes, encontrarme con esas relaciones de personajes enumerados para cada una de las temporadas me ha hecho, perdonad el uso del terrorífico tópico, sentir en casa.
Y ya era hora de llegar a este punto, casi a sabiendas de lo categórico de tal afirmación, si bien me consuela acudir a referencias fiables que lo corroboran. Hablamos de la mejor serie de TV de todos los tiempos. Con alguna que pueda hacerle sombra, claro, no vamos a ponernos terribles con el tema, pero pocas series dejan la sensación que me invadió cuando vi su último episodio. ¿Cómo narices me las apaño para encontrar algo de un nivel tan descomunal? Culpémosla de la explosión de un nuevo concepto televisivo, digamos bien claro que HBO marca la época y abre la puerta por la que Netflix se cuela y de la cual Netflix se aprovecha. La época dorada y sobresaturada de las series y el nuevo paradigma de acceder a la TV surge del éxito de HBO con series de extrema calidad como esta, cuando la gente empieza a pensar que, gracias a Internet, al streaming, a ciertos hábitos, se ha acabado aquello de perderse las cosas. Que el espectador es el cliente y al cliente hay que satisfacerlo. Y vaya si The Wire satisface. Con su pausa y su ritmo, administrando narrativamente sin necesidad de usar efectismo alguno, ciñéndose a su plan inicial, entiendo que a costa de enormes peleas para sacar adelante cada temporada ante una escasa repercusión comercial. 
Apostó por actores de poca relevancia en su momento, por un osado plan inicial de ceder gran parte del reparto de la primera temporada a un grupo de actores de color prácticamente desconocidos, por oposición con policías y gobernantes donde los puestos de responsabilidad eran ocupados por blancos. Diseccionando la vida de una ciudad estadounidense convaleciente de la deslocalización, enfocando cada una de las temporadas en sus distintas fuentes de poder (las calles, las escuelas, el ayuntamiento, la prensa, el puerto), esparciendo personajes principales y secundarios por doquier, consiguiendo que cada uno de ellos cale en el espectador a su extraña manera. Desde McNulty, policía eficaz y obseso con problemas diversos hasta los compañeros del equipo de investigación, Omar Little, descomunal aporte creativo, una especie de Robin Hoog gay y violento, Proposition Joe, Stringer Bell, los Barksdale, la tribu de adolescentes dedicados al menudeo, los periodistas, el oscuro empleado portuario que tienta a los traficantes, el ayuntamiento y las cuitas de los políticos, Bubbles, Snoop adquiriendo el Cadillac (el Lexus) de las máquinas de clavar en un supermercado. Los teléfonos tirados, las grabaciones en las azoteas, el grupo de música en la escuela. Inmensa serie repleta de escenas que, sin recurrir a la acción ni a la grandilocuencia, se adhieren a la memoria de quien la ve y se resisten a salir de ahí. En estos tiempos de quedarse encandilado ante la pantalla viendo naderías, decidme qué mejor manera hay de emplear sesenta horas.

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