Treme (HBO)

Temporadas: 4
Período de emisión : 2010 a 2013
Valoración: muy recomendable

Para todos aquellos que empezamos a ver series antes de que sus contenidos y públicos idóneos fueran determinados por un algoritmo, las series de David Simon representan una especie de oasis de pureza creativa, básicamente al responder, queremos pensar, en criterios alejados de parámetros comerciales, a inquietudes personales más relacionadas con ciertos temas sociales, políticos, etc.
Como si HBO quisiera perder dinero con una serie, vamos. Treme, por ejemplo, fue cancelada precipitadamente con una exigua cuarta temporada de menos de media docena de capítulos. David Simon acometió otros proyectos y la serie se ubicó, el tiempo es sabio, en esa especie de segunda división de series de grandes creadores que no han sido convenientemente comprendidas en su momento. De estas, Simon puede tener unas cuantas, aunque también cuenta con un fuerte contrapeso: The Wire es muy usualmente citada como una de las mejores series de la historia. Ya hablaremos de The Wire.
Treme parte de New Orleans después del Katrina. Una ciudad que ha sido devastada por unas inundaciones que han asolado montones de casas y que han hundido en la miseria a sus habitantes. Una reacción tardía del gobierno y la desgracia que se cierne sobre una ciudad compleja. Una ciudad colorista, multirracial, aferrada a sus tradiciones entre las que se encuentra, claro, la música. Treme es una serie con músicos y con música pero no sobre música. El pretexto es cualquiera para retratar una ciudad desde todos los puntos de vista, incluyendo sus medios de comunicación, sus clases dominantes y dominadas, los escarceos de sus protagonistas con diversas oportunidades que su cruzan ante sus existencias, las filias, claro, esas relaciones curiosas que Simon sabe salpicar, modestas sorpresas narrativas que le sirven para retratar comunidades o colectivos, y hacerlo desde la absoluta fidelidad, aunque esa fidelidad represente eludir la pirotecnia, el glamour, el brillo. Las series de Simon, incluso Treme, obligada por sus escenarios a ser chispeante y colorista en lo formal, siempre tienen ese poso polvoriento de la vida diaria. Ese cajón o ese rincón que tanta pereza da arreglar son sociedades enteras en su proyección aquí.
Las casas del barrio se inundan y se vuelven inhabitables y surgen las aseguradoras y los especuladores y los oportunistas dispuestos a hacer caja del caos. No hemos conseguido limpiarlos.
La droga se ceba en el futuro de los jóvenes de Baltimore y solo tenemos unos pocos dirigentes entusiastas mendigando algunos fondos.
El polvo se deposita en los Hummer que recorren el desierto y no sabemos hacer más que comprobar que los fusiles serán capaces de funcionar si hay que recurrir a ellos.

David Simon es un genio, y Treme es otro color en su paleta. Una serie extraña, incómoda, panorámica desde los músicos pirados que nos resultan algo patéticos hasta los enormemente dignos líderes locales que ven en la preservación de las tradiciones un ancla a la que fijar sus existencias. Un trabajo actoral inmenso, tomando prestados algunos actores de anteriores trabajos, una atmósfera inquietante pero vital, soleada. 

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