Arde Madrid (Movistar+)

Período de emisión: 2018
Temporadas: 1 (8 episodios)
Valoración: imprescindible

Paco León y Anna R. Costa firman esta producción ambientada en el Madrid de principios de los años 60 y rodada en blanco y negro. 

Ava Gardner vive en el exclusivo barrio del Viso inmersa en fiestas y excesos que levantan las suspicacias del Régimen, al tiempo que minan los nervios de sus vecinos de abajo: el general Perón y su esposa Isabelita, recién llegados de Argentina. 

En palabras del propio Paco León, detrás de cada momento histórico, hay alguien haciendo las camas. Y ese planteamiento tan lúcido y original es el que lleva al espectador a contemplar la Dolce Vita madrileña de los sesenta a través de los ojos de los sirvientes de Ava Gardner: la severa Ana María (ama de llaves), el chanchullero Manolo (chófer) y la naif Pilar (criada). 

El casting es, desde mi punto de vista, uno de los grandes aciertos de la serie. Los personajes principales están realmente logrados: 
  • La Ana María de Inma Cuesta encarna el arquetipo de mujer arisca y sexualmente reprimida por el yugo cristiano, las convenciones sociales y su propia cojera. Ella abre la primera escena de la serie como instructora de la Sección Femenina arengando a sus alumnas sobre cómo lidiar con el hecho —perfectamente corriente— de que sus maridos les levanten la mano. Ese primer minuto es oro puro. 
  • Paco León da vida a un galán de medio pelo con facilidad para meterse en líos y menos agallas de lo que aparenta. Su momento bailoteo con la borracha Ava en uno de los primeros capítulos es un autorretrato en toda regla. 
  • Y esa Ava… tal vez los primeros planos generan algo de desconcierto porque la mente del espectador espera ver a Ava Gardner y Debi Mazar, aunque es una mujer muy bella, no es Ava Gardner. Pero tal desconcierto se disipa enseguida ante el carisma y la humanidad que esta actriz ha sabido darle al personaje sin que ello vaya en detrimento de su aura de gran diva. Para mí, el mayor descubrimiento en esta serie. La respuesta que Ava le da a Ana María cuando esta le sugiere que su actitud es el de una mujer indecente es una escena que se queda grabada en la retina. 
Los secundarios también son de lujo y ofrecen al espectador un deleite continuo. Destacaré a la siempre brillante Carmen Machi como superior de Ana María en la Sección Femenina, y al torbellino Miren Ibarguren. También hay un gran elenco de extras que interpretan a todo tipo de personalidades del mundo político, cultural y farandulero del momento. Mariola Fuentes como Lola Flores, por poner un ejemplo. 

Pero si el argumento es la vida en esa singular casa, en la que se entrecruzan los conflictos de todos y cada uno de los personajes, el tema principal es el retrato de una sociedad obrera inculta y oprimida a todos los niveles. Y el despertar sexual de Ana María se convierte en una metáfora de esa sociedad reprimida que está a punto de estallar o, mejor dicho, a punto de ARDER. 

Lo único que puedo reprocharle a la serie es que el clímax —que no el cierre— no acaba de funcionar, tal vez porque se generan algunas expectativas que señalan que va a suceder algo muy gordo y al final no es para tanto. Por lo demás, Arde Madrid está hecha con mimo e inteligencia, los actores la clavan, la trama fluye, la atmósfera vibra y el espectador se sorprende a sí mismo llorando y riendo a la vez. Personalmente, la experiencia me ha reconciliado con las series españolas y me ha dejado un poso muy satisfactorio. 

Que el Luisma no es tonto.

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