The Fall (La caza) - (BBC Two)
Temporadas: 3 (17 capítulos)Período de emisión: 2013 a 2016
Valoración: recomendable
En la noche de un Belfast post-Viernes Santo (pero pre-Brexit), un tipo recorre las calles, por lo general corriendo y embutido en oscuras ropas de deporte. En realidad, utiliza ese subterfugio para seleccionar, acechar y si le es posible asesinar a sus víctimas, que son atractivas mujeres de cabello moreno de unos treinta años, profesionales independientes que viven solas. Las estrangula y después las somete a morbosas sesiones fotográficas. El tipo, el asesino, no es un monstruo contrahecho, sino un atractivo joven, ejemplar padre de familia y terapeuta de profesión, de modos suaves y persuasivos, llamado Paul Spector (tranquilos quienes no hayan visto la serie: esto se sabe desde el principio); se trata pues, de un cazador, un depredador, más bien, pero se convertirá también en la presa de la policía, dirigida su caza por la superintendente detective Stella Gibson, de Scotland Yard -trasladada temporalmente al Irlanda del Norte-, eficiente, independiente, y, en apariencia, aún más fría que el propio asesino.
La serie desarrolla, por una parte, el proceso de investigación de los crímenes y búsqueda de su autor -de ahí el título en castellano-, mientras asistimos las vicisitudes de éste para llevar a cabo sus propósitos, zafarse del acoso policial -y no sólo policial- y al tiempo seguir llevando una vida familiar y profesional aparentemente ejemplar. Por otra, asistimos a las dificultades que se va encontrando la investigadora interpretada por Gillian Anderson, a la que le van surgiendo problemas, relacionados sobre todo con su independencia, también en materia sexual. El ambiente político de la ciudad, aparentemente pacificada tras los años de conflicto político-religioso, pero en la que éste sigue aún latente, contribuye a enturbiar en alguna medida el desarrollo de la trama (aunque no sea tan decisivo como podría haberlo sido en otro tiempo).
Hay que hacer notar de esta serie, junto a una realización sobria y cuidada, en la que se impone la ambientación nocturna y una ominosa y efectiva música electrónica, el gran trabajo de sus actores principales: sin duda, destaca la interpretación de una magnética y fascinante Anderson, no ya por su capacidad de encarnar a una británica siendo americana, sino sobre todo por la densidad y hondura que le da a su personaje, pero de una forma escueta, casi minimalista. Igualmente sobrio es el actor que interpreta a Spector, el irlandés Jamie Dornan; confieso que en un principio su actuación no me pareció demasiado destacable, incluso resultaba un tanto escasa, pero al final de la serie, tuve que reconocer que su elección había sido un acierto: no sólo es perfecto físicamente para el papel de asesino guaperas -el tipo es modelo además de actor-, sino que además tiene el aura, para muchos televidentes de encarnar al protagonista, Christian Grey, del sexydrama de las 50 sombras dichosas... pero es que su hieratismo, casi ensimismamiento, resulta de lo más convincente para sugerir esa sensación de amenaza latente que hay siempre en él (aunque quizás se deba a las limitaciones interpretativas de este actor, no lo sé). También me parece un acierto de casting la elección de Bronagh Waugh como esposa de Spector, una actriz, además de muy solvente en su labor, de un físico muy diferente al de las víctimas de su esposo en la ficción.
No quiero "spoilear" el final a quien pretenda ver alguna vez esta serie, pero he de decir que la explicación que se da, en cierto modo, a la psicopatía de Spector no me satisfizo demasiado. Sobre todo porque invalida o rebaja el sesgo -incluso el discurso- feminista que denota la serie: no sólo la investigadora principal es, al igual que las víctimas, una mujer profesional, eficiente e independiente en cuestiones sexuales -y que se ve en alguna dificultad precisamente por eso-, sino que el asesino que persigue viene a ser cpmo la plasmación del misógino contemporáneo; no un tosco machista como los matones unionistas que también aparecen en la trama, sino un suave "macho alfa" que castiga con la muerte a mujeres que se salen del redil de la familia protegida por el hombre -como la suya-; un seductor y manipulador de las mujeres que le rodean, que es muy dudoso que se rebajase a maltratarlas u oprimirlas de manera abierta... Ahora bien, lo de matarlas ya es otra cosa.
La serie desarrolla, por una parte, el proceso de investigación de los crímenes y búsqueda de su autor -de ahí el título en castellano-, mientras asistimos las vicisitudes de éste para llevar a cabo sus propósitos, zafarse del acoso policial -y no sólo policial- y al tiempo seguir llevando una vida familiar y profesional aparentemente ejemplar. Por otra, asistimos a las dificultades que se va encontrando la investigadora interpretada por Gillian Anderson, a la que le van surgiendo problemas, relacionados sobre todo con su independencia, también en materia sexual. El ambiente político de la ciudad, aparentemente pacificada tras los años de conflicto político-religioso, pero en la que éste sigue aún latente, contribuye a enturbiar en alguna medida el desarrollo de la trama (aunque no sea tan decisivo como podría haberlo sido en otro tiempo).
Hay que hacer notar de esta serie, junto a una realización sobria y cuidada, en la que se impone la ambientación nocturna y una ominosa y efectiva música electrónica, el gran trabajo de sus actores principales: sin duda, destaca la interpretación de una magnética y fascinante Anderson, no ya por su capacidad de encarnar a una británica siendo americana, sino sobre todo por la densidad y hondura que le da a su personaje, pero de una forma escueta, casi minimalista. Igualmente sobrio es el actor que interpreta a Spector, el irlandés Jamie Dornan; confieso que en un principio su actuación no me pareció demasiado destacable, incluso resultaba un tanto escasa, pero al final de la serie, tuve que reconocer que su elección había sido un acierto: no sólo es perfecto físicamente para el papel de asesino guaperas -el tipo es modelo además de actor-, sino que además tiene el aura, para muchos televidentes de encarnar al protagonista, Christian Grey, del sexydrama de las 50 sombras dichosas... pero es que su hieratismo, casi ensimismamiento, resulta de lo más convincente para sugerir esa sensación de amenaza latente que hay siempre en él (aunque quizás se deba a las limitaciones interpretativas de este actor, no lo sé). También me parece un acierto de casting la elección de Bronagh Waugh como esposa de Spector, una actriz, además de muy solvente en su labor, de un físico muy diferente al de las víctimas de su esposo en la ficción.
No quiero "spoilear" el final a quien pretenda ver alguna vez esta serie, pero he de decir que la explicación que se da, en cierto modo, a la psicopatía de Spector no me satisfizo demasiado. Sobre todo porque invalida o rebaja el sesgo -incluso el discurso- feminista que denota la serie: no sólo la investigadora principal es, al igual que las víctimas, una mujer profesional, eficiente e independiente en cuestiones sexuales -y que se ve en alguna dificultad precisamente por eso-, sino que el asesino que persigue viene a ser cpmo la plasmación del misógino contemporáneo; no un tosco machista como los matones unionistas que también aparecen en la trama, sino un suave "macho alfa" que castiga con la muerte a mujeres que se salen del redil de la familia protegida por el hombre -como la suya-; un seductor y manipulador de las mujeres que le rodean, que es muy dudoso que se rebajase a maltratarlas u oprimirlas de manera abierta... Ahora bien, lo de matarlas ya es otra cosa.
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