Entourage (HBO)

Temporadas: 8
Período de emisión: 2004-2011
Valoración: muy recomendable

Si en mi última reseña manifesté mi relativa incomodidad al introducir HBO en este blog con una valoración negativa, he de decir que no tenía muy claro si contrapesar ese hecho reseñando una serie que es, casi, el negativo de Sex And The City. Pero es que Entourage, emitida en castellano como El séquito - un título que a mi me resulta un poco equívoco, pero son manías mías - resulta ser una serie portentosa que no ha tenido la repercusión que se merece. Para rizar el rizo, también llegó a producirse una película como secuela, y he preferido no verla para no alterar mi percepción de la serie, que a mi entender está muy cercana a la perfección en cuanto a entretenimiento se refiere. Un entretenimiento incorrecto, canalla, frívolo, desvergonzado. Pero es que Entourage no se carga de antemano con ningún lastre en calidad de reivindicar nada. Y eso libera la serie, que es inclasificable, que no es ni un drama ni una comedia sino una simple sucesión de situaciones encajadas en temporadas, píldoras de media hora donde transitamos por la vida y andanzas de Vince Chase, actor de éxito que decide trasladarse con sus mejores amigos y su hermano al meollo de la industria. Hollywood acoge a Vince y a su séquito, constituído por Eric (el amigo juicioso y centrado), Turtle (el gordo fumeta) y su hermano Drama, actor como él pero de escasa fama (primera genialidad del casting: Kevin Dillon, el autor que lo interpretaba, era realmente el hermano actor de un actor, Matt Dillon, de mayor fama), los acoge como modo de conservar el contacto con sus orígenes humildes, pero es incapaz de negarles nada. Viven todos a costa de los ingresos de Vince, que los acomoda y reparte con ellos todos los beneficios, económicos y carnales, de un mundillo ejemplificado (2004: primera temporada, la crisis ni se veía venir) por el exceso, la banalidad y el despilfarro. Vince asigna un rol a cada uno de ellos: Eric se encarga de la administración, Turtle de la logística y Drama hace de hermano mayor un poco de todos. 

¿Da este planteamiento para ocho temporadas? Pues sí, por supuesto. La serie es una colosal sucesión de situaciones de alguien que conoce la industria desde dentro. Dicen que Mark Wahlberg, que la produjo, se inspiró en sus propias vivencias. Cuenta con un sinfín de atractivos. El mero hecho de escenificar apropiadamente la serie implica un aluvión de cameos realmente espectacular, donde actores de éxito y celebridades de todo pelaje desfilan haciendo de sí mismos en un carrusel de guiños que deja boquiabierto: Jessica Alba, Scarlett Johansson, Gary Busey, el propio Wahlberg, cómo no, Aaron Sorkin, los U2, deportistas de élite, John Galecki (de The Big Bang Theory), Jamie-Lynn Siegler (Turtle dice: "me estoy tirando a Meadows de los Soprano"), guiños uno tras de otro al hecho de la fama y de la vacuidad y de los vaivenes de esta (Chase pendiente de las críticas de sus películas, Chase protagonizando una película de superhéroes, Chase protagonizando una biopic de Pablo Escobar), reflejando las debilidades implícitas a las alturas, cayendo en las adicciones, liándose en una de las temporadas con Sasha Grey (pornostar haciendo de sí misma), coqueteando con la autodestrucción, mientras sus acompañantes parecen avanzar en sus vidas al margen de la de él (Eric progresa en los negocios, igual que Turtle, y su hermano acaba convirtiéndose en una celebridad por méritos propios). Sin olvidar una selección musical esplendorosa, o algunos secundarios que toman el protagonismo, encabezados por Ari Gold, descabellado manager de la agencia que les representa y auténtico motor de las últimas temporadas, un tipo egoísta y chalado que se hace con cada plano y al cual la serie le regala la colosal escena de cierre de la última temporada.

Yo me he hartado de recomendar ver la serie a mis amistades. En especial, lo siento, a las masculinas, pues la serie es desde luego muy incorrecta y solo refleja un mundo desigual e injusto, sí, claro. Pero como dije, la serie no tiene grandes pretensiones y va y resulta que no ha dejado de crecer en mi memoria desde que la ví.