Blackadder (La víbora negra) - (BBC)

Periodo de emisión: 1983-1989
Temporadas: 4
Valoración: imprescindible

Por lo general, o al menos así ocurría antes, muchas series son automáticamente reconocibles por la sintonía de su cabecera: ¿qué musiquillas resultan más evocadoras que las de El equipo A, o Se ha escrito un crimen, o... yo qué sé, Falcon Crest. Los ejemplos son innumerables, pero, por lo que a mí respecta, una de mis sintonías preferidas, porque inmediatamente despierta una sonrisa en mi cara, es la de esta serie de la BBC que quizá no sea demasiado conocida en el conjunto de España, más allá de las comunidades que disfrutaban (bueno, a veces), de una televisión autonómica allá por los años 90: la serie británica (britaniquísima, diría yo) La víbora negra, que nos contaba laas desventuras de Edmund Blackadder, o, mejor dicho, de los distintos Blackadder, a lo largo de distintos momentos representativos de la historia inglesa en cuatro desopilantes temporadas: la baja Edad Media; el reinado de Isabel I; el periodo Regencia, en el siglo XVIII y la primera Guerra Mundial. El personaje protagonista, no obstante, va cambiando de estatus a lo largo de las diferentes, temporadas: de príncipe pasa a lord para acabar siendo un oficial del ejército en la última. pero siempre es un individuo de cierta autoridad, aunque poco respetada, cuya incompetencia es aún mayor que su ambición.

He escrito que la serie es desopilante porque, en efecto, se trata de una serie de humor, encabezada por uno de us cómicos más célebres de los últimos tiempos: Rowan Atkinson, el popular Mr. Bean, alejado un tanto -aunque no mucho- de este papel que le ha hecho célebre. ¿quién mejor que él para personificar la mezquidad y la estulticia rencorosa, los deseos frustrados por su propia incapacidad -y la mala suerte, también hay que decirlo-... contando con la inestimable ayuda para el fracaso de su aún más estúpido lacayo Baldrick, interpretado por Tony Robinson. Tampoco es que el resto de personajes fuera de mucha mayor inteligencia; en ocasiones, aún más tontos, pero su status les permitía triunfar allí donde a Blackadder le salía el tiro por la culata...  personajes interpretados , por sierto, por un elenco de lo más granado de los actores cómicos británicos del momento (extraordinaria la cosecha de aquellos años, por cierto): desde Brian Blessed, Tim McInnerny o una maravillosa Miranda Richardson haciendo de la Reina Virgen más desquiciada que se recuerde -con la asistencia de su mentecata ama de cría- a los después famosísimos Stephen Fry y Hugh Laurie. Dudo que hoy en día se pudiera encontrar un reparto, no ya mejor, sino a su altura...

El único pero que se puede poner a esta estupenda serie, quizás sería que muchas de sus referencias cómicas, tanto en los propios chistes como en el tema de los capítulos piden un cierto conocimiento de la historia y la cultura británicos, incluso de su literatura (los títuloscóe los capítulos de la 3ª temporada, por ejemplo, son parodias de los de las novelas de Jane Austen)... no es que se renuncie al humor absurdo o la astracanada, pero sí toda la serie despide un cierto tufillo a humor británico, pero "universitario"; no es Benny Hill, para entendernos... (tampoco hay rissas enlatadas que nos indiquen cuando debemos reirnos, por suerte). Eso no es óbice para que incluso nosotros los continentales que no hemos pasado por "Oxbridge" podamos disfrutar de ella y reirnos como comadrejas en un corral de gallinas. Por desgracia, parece que el rumor de que se estaba preparando una nueva temporada de esta serie, treinta años después, no es cierto... Habrá que conformarse con los que nos regalaron hace treinta años.




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